Nuestra forma de construir el amor tiene que ver con la forma en la que nos organizamos social, económica y políticamente.  Lo romántico es político y, por ello, se construye a través de la ideología de ese momento, hoy en día en un marco capitalista y patriarcal. Por eso, se quiere de forma diferente según el momento y el lugar. Nuestra cultura patriarcal hace que construyamos nuestra forma de querer teniendo como base mitos que perpetúan el machismo en las relaciones de pareja heterosexual principalmente, ya que la idea de amor romántico ha sido creada sobre la heteronorma.

La idea del amor romántico está basada en estos mitos principalmente: mito de la media naranja “estamos predestinados”,  mito de la exclusividad “el amor de pareja sólo se puede sentir hacia una persona”, mito de la perdurabilidad “tiene que ser para siempre”. A su vez, estos mitos crean otras prácticas consideradas las adecuadas, la monogamia, la convivencia en pareja, el matrimonio … etc.

Estos mitos se han ido transmitiendo tanto a mujeres como a hombres pero no de la misma manera. No nos han enseñado de igual forma qué significa amar y ser amadas. Las mujeres son educadas para amar sin condiciones, en una posición de sumisión, y desde pequeñas invierten toneladas de tiempo y energía en el amor romántico. Este “pase lo que pase” y “te quiero por encima de todo” provoca que las mujeres en muchas ocasiones toleren actitudes violentas por parte de sus parejas hombres, porque la idea de amor romántico incluye el “quien mucho te quiere te hará sufrir” o “los que se pelean se desean”.

A las mujeres se les hace creer que aguantando y sufriendo se obtiene una gran recompensa (que te amen para siempre, que no te dejen nunca), mientras que los hombres son educados para defender su libertad, para vivir sus afectos (amistad) con otros hombres y para no poner la pareja en el centro de sus vidas.

La idea de amor romántico favorece relaciones de pareja desiguales y violentas.

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